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Según datos epidemiológicos recopilados en el estudio realizado por el doctor José Moisés Laparra Llopis, director del Máster de Nutrición y Actividad Física de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), en estas últimas décadas el número de personas afectadas por disfunciones hepáticas se ha duplicado en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Esta tendencia crecerá en un futuro próximo, teniendo en cuenta factores como el envejecimiento de la población o la persistencia de patologías como la obesidad o la diabetes.
El informe revela que, concretamente, la población de origen hispano es la que más riesgo presenta de desarrollar patologías hepáticas. La población que más afectada podrá verse por este tipo de enfermedades es la mexicano-americana, debido principalmente a los hábitos alimentarios basados en consumo de cereales y productos derivados de éstos.
Los alimentos derivados del procesado de granos y azúcares son la base nutricional de la mayoría de las dietas occidentales. Esto favorece un elevado índice glicémico y promueve la acumulación de grasas, que agravan las enfermedades hepáticas.
Además, el estudio propone una serie de estrategias de intervención para fomentar la prevención de la esteatosis hepática no alcohólica, que se prevé pueda afectar hasta a un 30% de la población que padezca enfermedades como la hiperglucemia, hipertensión o trastornos cardiovasculares.
Esta aportación la realiza en base a las evidencias científicas que ponen de manifiesto la relación de la microbiota y la flora intestinal con grandes pandemias del siglo XXI. La función de la microbiota es regular el gasto energético y gestionar el uso de nutrientes, y, en el contexto de la dieta occidental, los desequilibrios en la microbiota intestinal contribuyen a la inflamación hepática. De esta forma, actuar sobre su composición condicionará y disminuirá el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el hígado.
El experto señala la necesidad de desarrollar estrategias de intervención nutricional para promover cambios en la composición y actividad de la flora intestinal con el objetivo de evitar este tipo de enfermedades. El hígado tiene una enorme responsabilidad fisiológica y funcional en el organismo, ya que se encarga de la distribución y de la transformación de los nutrientes que resultan absorbidos.
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